Las intermitencias de la penumbra susurran la canción de mi visita
Se van las luces y todos desaparecen, todos son incapaces de acompañarte
Todos, menos yo
En el callado roce de la sábana con la herida mi caricia habita y se avecina
Se esfuma la esperanza, se esfuma la pasión, ni un segundo más
Se esfuma todo, menos yo
El cielo te reclama y tu vida es quien paga, se desliza la sentencia bajo la almohada
Ni una mirada dejará de ser eclipsada, ninguna sin lágrimas derramadas
Y en cada una, yo
Piensas en mí como piensas en la tragedia de lo inevitable, el detestable por venir
Y cuando al fin llego, tú ya eres tan vulnerable, en vivo, en sueños, sin nadie
En tus pesadillas, yo
Mi abrazo te consume, gimes y gritas un poco antes de callar y dejar de resistirte
Te miro a los ojos, y no eres capaz ni de pronunciar mí nombre,
El único que te acompaña esta noche
Nadie más que yo…
Mi nombre es dolor…
De puro ocio...