He llegado hasta aquí, a este lugar de negrura punzante, a este altar al desastre sobre un mar de llamas, aquí donde el viento susurra mis pecados, donde el perdón es castigo, el castigo es dolor, el destino está sellado…mis pasos me han traído aquí, a esta sinagoga de parias y leprosos, a un recinto donde se rinde culto a la culpa, donde se rompen las mentiras, donde se cobran los placeres, donde se lamenta la vida…toda una vida…
Un momento solo, pero de inmensidades inimaginables, desata un mar de lágrimas, un instinto suicida inaudible, estrellas sin brillo, ojos vacíos, un instante de dolor eterno, una cicatriz que emana azufre, tímpanos que sangran con cada susurro, en medio de la cacofonía de los gritos imparables…
La redención me ha pasado de largo, la cruz me ha quedado demasiado grande, un millón de ellas salen de mi boca, blasfemias sin arrepentimiento, resonancias de un pasado de maldad, retratos ensangrentados, ventanas rotas, estigmas profanos de un deseo jamás sofocado, un camino en espiral hacía el fondo…tanto tiempo hubo para volver sobre los pasos…tome la daga y destruí la belleza, ¿Qué puede doler más que mi arrepentimiento?
Victima del destino, o victima de mi propio ser, la pregunta es tardía en el momento en el que empiezo arder, las llamas me iluminan, jamás hubo una pregunta, jamás hubo una opción, desde siempre tomada estuvo la decisión, jamás sabré por qué o para qué, el único pensamiento certero es que jamás saldré, ¿qué esperanza puede haber existido si incluso antes de nacer era producto del pecado?
He llegado al punto más crucial, la última advertencia ha quedó hace mucho atrás, ya no hay consuelos, la única presencia es de la verdad, este es el punto sin retorno, la línea que cruzamos cuando todos los secretos se conocen ya, dónde el terror empieza a el alma a limpiar, donde la más sucia lujuria solo puede lastimar, donde el placer es una daga en la espalda…de aquí en adelante no hay vuelta atrás, el “hubiera” se ha esfumado, pensamientos inútiles que huyen de mi lado… ahora solo me pregunto qué oscuros horrores me esperan… ¿serán mis propios pecados mi tortura?, ¿la llama del vicio será lo que me consuma…?
El camino ha ardido y estoy del otro lado…arrodillado, flagelado, un indescriptible dolor en todas partes, lágrimas ciegan mis ojos, solo puedo sentir mis propia sangre correr y correr, pera jamás acabarse…desesperanzado, eviscerado me encuentro en medio de los castigos de los ángeles, ni siquiera sé que es lo que se me hace, violado constantemente, devorado por mi pasado, torturado por mi presente, condenado por siempre…
Un momento solo, pero de inmensidades inimaginables, desata un mar de lágrimas, un instinto suicida inaudible, estrellas sin brillo, ojos vacíos, un instante de dolor eterno, una cicatriz que emana azufre, tímpanos que sangran con cada susurro, en medio de la cacofonía de los gritos imparables…
La redención me ha pasado de largo, la cruz me ha quedado demasiado grande, un millón de ellas salen de mi boca, blasfemias sin arrepentimiento, resonancias de un pasado de maldad, retratos ensangrentados, ventanas rotas, estigmas profanos de un deseo jamás sofocado, un camino en espiral hacía el fondo…tanto tiempo hubo para volver sobre los pasos…tome la daga y destruí la belleza, ¿Qué puede doler más que mi arrepentimiento?
Victima del destino, o victima de mi propio ser, la pregunta es tardía en el momento en el que empiezo arder, las llamas me iluminan, jamás hubo una pregunta, jamás hubo una opción, desde siempre tomada estuvo la decisión, jamás sabré por qué o para qué, el único pensamiento certero es que jamás saldré, ¿qué esperanza puede haber existido si incluso antes de nacer era producto del pecado?
He llegado al punto más crucial, la última advertencia ha quedó hace mucho atrás, ya no hay consuelos, la única presencia es de la verdad, este es el punto sin retorno, la línea que cruzamos cuando todos los secretos se conocen ya, dónde el terror empieza a el alma a limpiar, donde la más sucia lujuria solo puede lastimar, donde el placer es una daga en la espalda…de aquí en adelante no hay vuelta atrás, el “hubiera” se ha esfumado, pensamientos inútiles que huyen de mi lado… ahora solo me pregunto qué oscuros horrores me esperan… ¿serán mis propios pecados mi tortura?, ¿la llama del vicio será lo que me consuma…?
El camino ha ardido y estoy del otro lado…arrodillado, flagelado, un indescriptible dolor en todas partes, lágrimas ciegan mis ojos, solo puedo sentir mis propia sangre correr y correr, pera jamás acabarse…desesperanzado, eviscerado me encuentro en medio de los castigos de los ángeles, ni siquiera sé que es lo que se me hace, violado constantemente, devorado por mi pasado, torturado por mi presente, condenado por siempre…
1 comentario:
Excelente escrito
Adiós
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