Animae In Obitus

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lunes, 24 de diciembre de 2007

Indiferencia


¿Es tan difícil diferenciar una sonrisa de una lágrima? ¿Es tan difícil leer los sentimientos de las personas en solo una mirada? ¿Puede perderse así de fácil una tristeza tan grande?

En cada gesto, en cada movimiento, en cada momento yo podría ver una estela de lágrimas alrededor de cualquier persona con una melancolía tan grande… lo hago, aquellas personas existen… la tristeza es real… no es capricho de quien la siente o de quien la causa, es real, y se alimentará de todos y cada uno de nosotros en su momento, pero la pregunta es, ¿Cómo salir, si no hay quién nos vea sufrir?

¿Es tan especial aquella persona que puede descifrar las sonrisas y las mentiras para descubrir un llanto? ¿Puede confundirse tan fácilmente la gota de mar en el río? ¿Puede llegar a alcanzar alguien tal grado de insensibilidad?

Las máscaras son el peor enemigo de mártir, del voluntario y del involuntario, son aquellas superficies que permitirán que siga sangrando hasta que alguien tenga la curiosidad suficiente, pero… ¿Qué tal cuando no existen las máscaras? ¿No se supone que se ve la realidad, lo que existe en verdad?... se ve, yo lo sé, tiene que verse… entonces ¿acaso la única verdad es la indiferencia?

Solo hasta que uno necesita tanta ayuda se puede dar cuanta de ello… cuando uno está en medio de asesinos accidentales se puede ver… dios, si estas ahí ¡devuélveles los ojos a los asesinos indiscriminados! ¡Cura la lepra de aquellos que no sienten el dolor ajeno! El dolor es mucho… es mucho y en muchos aspectos, con incontables personas, de incontables maneras… ¡que alguien nos ayude a sentir las lágrimas de los miserables! ¡A llorar el hambre de los pobres!

Alguien me lo dijo una vez… tenía razón… nadie lo ve, todo el mundo se niega a compartir el dolor, nadie quiere darse cuenta del sufrimiento ajeno, ya todos se creen demasiado hastiados con el propio, y todos acaban solos… esperando una mano que los ayude a levantarse, encontrando polvo… ¿Es esta nuestra naturaleza? ¿Es todo o que nos podemos dar a nosotros mismos? ¿No nos queda ni pizca de alma?... quisiera pensar que no…

“¿Qué hay en nosotros que hace que demos un oído sordo a los llantos del sufrimiento humano?”

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Poetry as murder

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