
“Nunca jamás” es la única promesa de mis memorias, cuando la eternidad es el único resultado de mis búsquedas, un oscuro velo de sonrisas, una palmada en la espalda regocijándose en la gloria de todas mis mentiras, carroña de los buitres del sentimiento, de la imposibilidad, de la falta de todo, el derecho roto de la felicidad, el desastre de la belleza y la opulencia de todos estos deseos de miseria, sello de la impecabilidad del crimen más perfecto de la existencia, mar de excremento celestial, vestido del agua mas pura para cometer las más impías de las acciones
La puerta de entrada y salida a la locura, el anhelar tanta infelicidad como sea posible, hacer trizas la caja de Pandora un millar de veces, contemplar el incendio del mundo propio, tan satisfecho como un suicida realizado, un masoquista desangrado, un desgraciado asesinado, epístolas de necrológicas internas y externas, luna subliminal alimentando la ansias de los lunáticos, un trozo de dominación condescendiendo ante el látigo, la lucidez del desquicio, el resplandecer y la iluminación de todos los placeres demoníacos, cruentos y sangrientos, la sangre y víscera de un ejercito flotando en la oscuridad salpicando nuestros rostros…
Un millar de caras detrás del disfraz, un millar de desencantos y contos maniáticos de desesperación, gritos de ayuda, lágrimas de arena, suciedad de calamidades pasadas, plegarías por evitar las del día de mañana, inútiles acopios de verdades inútiles pero mortales, la necesidad de hacerlo, la necesidad de esconderlo, todo este circo de necromanía, toda esta sangre plasmada en duelo, una eternidad de caos detrás del velo, la verdad de toda esta tinta, la oscuridad que hay mas allá de una sonrisa…
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