"...eres un ángel"

"...Eres un Ángel"

Este atardecer es violeta, oscurece en velocidades discordes, insanas, tentaré a las horas a quedarse un instante conmigo, a hacer un hueco en su agenda para tener un hombro para llorar… buscaré la aurora en sus caras, una tormenta de nieve me devora continuamente, pero me gusta permanecer de pie… voy a afrontar mis días con una mentira de ahora en adelante… o quizá de hace mucho tiempo antes, en adelante… no es fácil ser aquel… grito al espíritu de la nada, alguien tiene que cargar con mis reminiscencias…

Voy jugar con una hoja afilada, voy a hacer una enorme lista en mi piel, pecados y virtudes, errores y aciertos, en la parte más visible para poder desmentir los engaños del lado contrario… en mi antebrazo, con manga larga cubierta haré cuentas, líneas para contar efectos colaterales, algún día se me caerá el brazo y entonces esperaré que alguien escriba sobre mí, o que al menos me ayude a seguir escribiendo…

En algún instante se rompió el balance, la arena se trago el mar por completo y el sol olvido como salir y solo atardece, el silencio se convirtió en un grito, mis oídos sangran constantemente y la cacofonía de lo que resulta ser curioso resulta tan hastiante, el rogar por atender, el descocer cada mirada de desprecio para encontrar por lo menos un silencio vacío, la sonrisa cortante que descarta mis palabras, ya no me siento un ángel, solo me siento explotado

He estado jugueteando por las calles, y recordando sus múltiples caras he decidido esconderme detrás de una, una sola, la que complace, la que hace, la que miente, la que no es vista… sufro, pero estoy repleto de promesas, y mi espíritu ya no es el de las noches muertas, debo atender, debo escuchar, debo ser aquél… no quiero ser egoísta, la verdad es que en el fondo sé que me he impregnado de esta puesta en escena, creo que soy buen ejecutante, y en verdad no quiero dejar de hacerlo… pero no es fácil ser aquél…

Aquél que carga sin cargar, un frasco de lágrimas ajenas, la corona de luz alrededor del eclipse, el nervio atravesado por la lanza y las palabras que encontraron la razón para ser olvidadas, las caricias desechadas que ayudaron a resucitar al alba, el que responde siempre la frase que quiere ser escuchada, el que acepta la despedida y no culpa por nada, el que perdona y no se perdona, el que olvida y siempre se olvida, catador de la cacofonía que desgarra… ya no quiero escuchar, pero no puedo alejarme…