El Féretro...

Negrura detrás de párpados pesados, el rugido de mil pesadillas me sustrae de mi refugio mental, el tiempo parece pasar tan lento, incluso cuando no lo puedo contar, las luces llevan apagadas años, y parece que acabo de entrar, oigo pasos fuera, tengo miedo de moverme, me podrían escuchar, tengo miedo de que me maten, tengo miedo de respirar...

Llantos de angustia y gritos de odio apesadumbran cada instante en el que trato de convencerme de que todo estará bien, un millón de voces impalpables desgarran lo que me queda de razón, la negrura sigue inmutable después de abrir los ojos, lo único de lo que sirven mis ojos es para alimentar mas el miedo a la ausencia de luz, llevo aquí una eternidad deseando sobrevivir, pero no importa mucho, el sol no parece querer salir…

La depresión aquí me trajo, mi mórbido gusto aconsejo un escape hacia la introspección al más grande de los extremos, ¿Quién puede hablar con los muertos? ¿Quién a los muertos les habla? ¿Qué vivo no teme a los muertos? ¿Qué muerto a los vivos no envidia?

Ahora siento mi vida drenada, a través de la adrenalina derramada mi vida se escapa, fuera de este lugar horribles pesadillas a mi horror aclaman, gritan y se excitan, la tierra misma me reclama… no quiero salir, se que vendrán por mí, el calor de mi alma viva los atrae, mi capacidad de temer los divierte, manos frías tratan de encontrarme, no sé cuanto tardaré en acabarme…

Oigo pasos fuera de mi refugió, aprieto las piernas contra mi pecho, me ahogo en sudor frío, mi corazón empieza a deshacerse a sí mismo y el frenesí mantiene vibrantes y atentos mis ojos, incluso contra su voluntad… oigo pasos y siento mi perdición, cruje la madera, contengo la respiración, hay un hueco en el muro que trato de no mirar, cuánto me faltará para llegar al infarto… como pensé que en un sarcófago así encontraría dulce soledad… ahora espero que amanezca y no encontrar mi tumba, espero despertar y salir de esta cama de sombras…

Me devora la angustia, la presión me hace derramar lágrimas, lágrimas rojizas, carmesíes como mi sudor, un millón de pesadillas me susurran al oído... no quiero salir, no quiero que me lleven, no quiero ser parte de ellos...no quiero morir...